martes, 3 de octubre de 2017

Peliculas de "Danza macabra" (Cap IV. 4): AL FINAL DE LA ESCALERA  de Peter Medak


AL FINAL DE LA ESCALERA  de Peter Medak

( THE CHANGELING)

1979. Terror. P: 8/10.

Dirigida por Peter Medak.

Música: Rick Wilkins.

Fotografia: John Coquillon.

REPARTO ( y papel) : George C. Scott (John Russell ), Trish Van Devere (Claire Norman), Melvyn Douglas (Senator Joseph 'Joe' Carmichael), Jean Marsh (Joanna Russell), John Colicos (De Witt), Barry Morse (Parapsicólogo), Madeleine Sherwood (Mrs. Norman), Helen Burns (Leah Harmon), Frances Hyland (II), (Elizabeth Grey), Ruth Springford (Minnie Huxley), Eric Christmas (Albert Harmon), Roberta Maxwell (Eva Lingstrom), Bernard Behrens (Profesor Robert Lingstrom), James B. Douglas (Eugene Carmichael), J. Kenneth Campbell (Guardia de seguridad)

Sinopsis: Después de perder, en un accidente de coche, a su esposa y a su hija, John se va a vivir a Seattle, donde dará clases de música. Se instalara en una vieja y solitaria casa. Al poco de instalarse comienza a oír extraños ruidos, susurros, puertas que se abren y cierran solas, y una música bella y decadente y obsesiva, una pelota rebotando por las escaleras y que volverá como queriendo jugar con él. Encontrara el ático donde aparentemente vivió un chico tullido, con su mini silla de ruedas, sus soldaditos de plomo y su caja de música. Hará una sesión de espiritismo, en la que hablara “Joseph” el niño asesinado cuyo cuerpo encontrara, mas tarde, en un pozo debajo de la habitación de una niña con pesadillas….y encontrara la medalla del crio que le abrirá la puerta al peligro palpable de una persona poderosa.

Comentarios: Gran película, no solo en la fotografía que es notable, en una música perfecta en cada escena, el ambiente general y destacando las imágenes interiores de esa vieja casa con personalidad propia, el interés de una historia que nos va cazando y atrapando en una espiral de misterios y fantasmas muy viejos, esa lentitud buscando el ritmo preciso que encita esta historia y estos personajes, esos instantes mágicos que cada uno constituye casi una escena más que notable (sueños, visiones) , destacando unas actuaciones sobrias y convincentes de las que sobresalen con luz propia las  de George Scott y la de Melvyn Douglas.

Muy buena, de formato clásico, sin artificios, sin escenas gore, sin abuso de efectos especiales ni sustos sin venir a cuento, sugiriendo siempre en una atmosfera invisible y sutil que te atrapa en un guion casi perfecto.

Un montaje que lo firmaría cualquiera de los grandes realizadores, la transición entre escenas, el ritmo, todo, una pequeña maravilla.


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