¿Es verdad que tuvo una infancia un poco ‘Oliver Twist’?
No tanto. Mi
padre se fue de casa cuando yo tenía dos años y mi madre trabajó muy duro para
criarnos a mí y a mi hermano. Lo que más siento es que murió de cáncer antes de
que yo tuviera éxito. ¡Me habría gustado tratarla como a una reina! Mi primera
novela, Carrie, se publicó en abril de 1974, y ella murió en febrero. Al menos
recibí el adelanto y eso sirvió para cuidarla bien. Llegó a leerla y le gustó,
dijo que era maravillosa y que tendría mucho éxito.
¿Heredó de ella la imaginación?
No, el sentido del humor. La fantasía y la escritura
las heredé de mi padre. Solía enviar relatos a las revistas ilustradas en los
años treinta y cuarenta, aunque nunca se los publicaron. Adoraba la fantasía,
la ciencia ficción, las historias de terror. De pequeño encontré en casa una
caja llena de libros de Lovecraft, de Clark Ashton Smith; fue como un mensaje
suyo lleno de cosas buenas.
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