¿Y por qué tiende a infravalorarse?
Lo contrario de eso sería llamarme Il Grande,
que sería lo mismo que llamarme El Gran Gilipollas. No quiero ser eso.
Quiero ser tratado como una persona normal. Los escritores tenemos que mirar a
la sociedad, y no al revés. Si mis editores me dicen que venga a París, es
porque quieren vender libros. En las ferias de América trabajan chicas como
gancho: se ponen en las puertas de los locales de striptease y mueven un poco
el culo para atraer a los clientes. Aquí yo soy el que mueve el culo. En casa
estoy en mi sitio, en la silla justa, escribiendo. Es ahí donde debo estar.
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