Yo fui un Frankenstein adolescente de Herbert
L. Strock.
1957. Ciencia ficcion,
terror. P: /10.
Director: Herbert L.
Strock
Música: Paul Dunlap
Fotografía: Lothrop B.
Worth (B&W / Color)
Interpretes: Whit
Bissell, Phyllis Coates, Robert Burton, Gary Conway, George Lynn, John Cliff,
Marshall Bradford, Claudia Bryar, Angela Blake, Russ Whiteman
Sinopsis: Un científico demente construye un monstruo a partir de trozos
sueltos de seres humanos, incluido la cabeza de un adolescente.
Comentarios: Junto con "Yo fui un hombre lobo adolescente" fue un
intento de readaptar los clásicos mitos del cine fantástico al consumo de los
adolescentes de la época para lo cual se apoyaron fuertemente en la música del
momento (deliciosa), el vestuario (impecable), los coches (autenticas joyas) y
los jóvenes por supuesto aunque aquí Frankensteien interpretado por Whit
Bissell no es que estuviese en su época adolescente.
En esta es especialmente llamativo un par de cosas. la primera es de risa
pues el doctor maléfico para deshacerse de lo sobrante tiene tras un sofisticado panel
"electrónico" un foso con cocodrilo. Lo segundo es como el
"monstruo" hace todo lo que la manda el doctor/padre, todo, para
congraciarse con el mismo pero la curiosidad podrá mas que el (la escena de su
salida a la ciudad y la muerte de la espectacular joven ) para, terminar
rebelándose ya con su rostro de ángel y trayendo la destrucción final (en un
espectacular y sorpréndete color que nos sorprende después de toda la
proyección en un estupendo blanco y negro): toda una visión de lo que se estaba
iniciando en la cultura americana.
Dice Stephen King en su "Danza macabra":
"...es la parábola enferma de un colapso glandular
total. Una película hecha a medida de todo aquel quinceañero que alguna vez se
ha situado frente a su espejo por la mañana para observar nerviosamente el
grano que le ha salido durante la noche y se da cuenta con tristeza de que ni
siquiera los parches Stri-Dex van a resolver el problema por mucho que haya
dicho Dick Clark en los anuncios...
... En esta película, Whit Bissell
construye a la criatura, interpretada por Gary Conway, a partir de los
cadáveres de moteros fallecidos. Los trozos que sobran se los arroja a los
caimanes que tiene debajo de su casa. Por supuesto, pronto intuimos que el
propio Bissell va a terminar como aperitivo de los cocos… y no nos vemos decepcionados. En
esta película, Bissell es un auténtico demonio, alcanzando cotas existenciales
de villanía: «¡Está llorando! ¡Incluso los conductos lacrimales funcionan!…
Respóndeme, tienes lengua. Lo sé, yo mismo te la he cosido»[33]. Pero es el desgraciado Conway quien
se hace con nuestra atención e impulsa la película. Al igual que la villanía de
Bissell, la deformidad física de Conway es tan terrible que se casi se vuelve
absurda… y en realidad a lo que más se parece es a un chaval de instituto cuyo
acné se ha descontrolado por completo. Su rostro es u ha descontrolado por completo. Su rostro es un granulado
mapa en relieve de territorio montañoso desde el cual un ojo quebradizo
sobresale saltonamente.
Y aún así… aún así… de algún modo esta criatura
que se desmorona es capaz de apreciar el rock and roll, de modo que tampoco
puede ser tan malo, ¿verdad? Hemos conocido al monstruo y, como señala Peter
Straub en Fantasmas, él es nosotros..."
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