Yo fui un hombre lobo adolescente de Gene
Fowler Jr.
1957. Ciencia ficción, terror. P: 6/10.
Director: Gene Fowler Jr.
Música: Paul Dunlap
Fotografía: Joseph LaShelle (B&W)
Interpretes: Michael Landon, Yvonne Fedderson, Whit Bissell, Tony Marshall, Dawn Richard, Barney Phillps, Ken Miller, Cynthia Chenault, Michael Rougas, Robert Griffin, Joseph Mell, Malcolm Atterbury, Eddie Marr, Vladimir Sokoloff, Louise Lewis
Sinopsis: Un adolescente proyecta su rebeldía por medio de la violencia,
peleándose de continuo, por la mínima, con sus compañeros de instituto.
Un científico, intentando curar su rebeldía, lo hipnotizará para extraer la
parte violenta, salvaje, que subyace en su interior...y hará que se trasforme
en un hombre-lobo...
Comentarios: Película a la que King le da muchas paginas como también a
"Yo fui un Frankenstein adolescente de Herbert L. Stock, 1957".
Una película para recuperar, no es tan mala como la ponen, se deja ver
bien, es entretenida, la trasformación no está nada mal (sobre todo para la
época), la música es genial (de la epoca) y ver a un Landon jovencito y con
esas pintas escolares es todo un aliciente.
Por cierto: un hombre lobo con zapatos pues...que no....
Escribe King en Danza macabra: " Michael Landon
interpreta a un atractivo pero sombrío estudiante de temperamento inflamable.
Básicamente es un buen chico, pero se ve envuelto en una pelea tras otra hasta
que parece que va a ser expulsado del instituto (en realidad, al igual que
David Banner, el alter ego de Hulk en la serie de televisión, el personaje de Landon no
provoca ninguna de estas peleas), por lo que acude a ver a un psiquiatra que resulta
ser completamente malvado (Whit Bissell, que también interpretaría al loco
descendiente de Victor Frankenstein en Yo fui un Frankenstein adolescente). Viendo a Landon como un ejemplo de involución a un
estadio anterior del desarrollo humano (un estadio similar al de Alley Oop)
Bissell se sirve de la hipnosis para que Landon involucione por completo,
exacerbando deliberadamente el problema en vez de intentar curarlo. Este giro
argumental parece fusilado de la, por aquel entonces, actual y tremendamente
popular The Search for Bridey Murphy (Noel Langley, 1956), la historia pretendidamente
real, pero luego reconocida como fraude, de una mujer que,
bajo hipnosis, había revelado recuerdos de una vida anterior.
Los
experimentos de Bissell tienen un éxito que va más allá de sus más
extravagantes sueños (o de sus peores pesadillas) y Landon se convierte en un
hambriento hombre lobo. Para un estudiante de instituto de 1957, ver la
transformación por primera vez era un rollo de los más chuuuuuungo. Landon se convierte
en una fascinante encarnación de todo lo que se supone que no debes hacer… si quieres sacar buenas notas, graduarte
con honores, conseguir tu carta de recomendación y ser aceptado en una buena
universidad para poder unirte a una fraternidad y beber cerveza tal y como lo
hizo tu padre. A Landon le sale pelo por todo el rostro, le crecen enormes
colmillos y empieza a babear una sustancia que se parece sospechosamente a la
espuma de afeitar Burma-Shave. Mientras espía a una chica ejercitándose a solas
en la barra en el gimnasio, uno puede imaginarle oliendo como una mofeta
cachonda que se acabara de revolcar en una simpática pila de mierda de coyote
fresca. Este tipo no es el típico estudiante modosito con su polo atado al
cuello; lo que tenemos aquí es un tipo al que se la suda un pedo al viento los
test de aptitud escolar. Se ha vuelto completamente, no loco, sino lobo.
Indudablemente
parte del motivo del meteórico despegue en la taquilla de la película tuvo que
ver con los sentimientos liberadores indirectos que la película les permitía
sentir por poderes a estos hijos de la guerra que querían ser buenos. Cuando
Landon ataca a la bella gimnasta en leotardos, está haciendo un alegato social
en nombre de todos sus espectadores. Pero éstos también reaccionan con horror,
porque a nivel psicológico la película es una serie de lecciones prácticas
sobre cómo comportarse, desde «aféitate antes de ir a clase» hasta «nunca
practiques en un gimnasio desierto».
Después
de todo, hay bestias por todas partes."
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